miércoles, 10 de abril de 2019

Sobre la imagen social del profesorado, por Jesús Rubio Jiménez

Sobre la imagen social del profesorado, por Jesús Rubio Jiménez, orientador del IES El Tablero de Córdoba.

Como corresponde a su interés social, la educación es un tema recurrente en los medios de comunicación. No obstante, en muchas ocasiones recibe un tratamiento superficial y poco realista. Tanto en el ámbito periodístico como en la discusión pública, tengo la impresión de que el discurso educativo se está forjando en torno a ciertos lugares comunes que deforman la percepción del fenómeno al que se refieren presentándolo de una manera simplista y poco clarificadora. Los estereotipos cuentan con la fuerza de la simplicidad y la repetición, que termina concediéndoles un simulacro de evidencia. Un ejemplo son los clichés usados para describir a los docentes, que de tan repetidos terminan estableciéndose como imágenes canónicas usadas para pensar o hablar acerca de los maestros y profesores. Voy a centrarme en dos de ellos que, aunque suponen valoraciones muy diferentes del profesorado —una denigradora y la otra laudatoria—, comparten la desventaja de ser versiones estereotipadas o caricaturizadas de la realidad. El primer cliché es el del profesor como profesional desmotivado; el segundo, el del profesor vocacional.
El docente desmotivado.
Hace unos días podía leerse en la web del diario El País un titular bastante llamativo: «La falta de formación y motivación de los profesores de música impide aprovechar las tecnologías disponibles». El titular era evidentemente malintencionado y no tenía mucho que ver con los datos del estudio al que hacía referencia (el titular era tan desafortunado que si ahora entramos en la noticia lo encontraremos modificado. La nueva versión es algo más suavizada, pero sirve igual a nuestro análisis: «La falta de formación y motivación limita el uso de las tecnologías disponibles para enseñar música»), pero no es eso lo que nos interesa aquí. Lo muestro más bien como ejemplo de un cliché especialmente dañino que se ha hecho habitual en nuestros medios y que consta de dos afirmaciones sencillas: «la tecnología ofrece solución a muchos de los problemas del sistema educativo / la falta de vocación e interés del profesorado frena el desarrollo de estas soluciones». Debo decir que a mí ambas proposiciones me parecen falsas, pero, aunque la primera fuese cierta (algunos de mis compañeros docentes así lo creen), la segunda no lo es en absoluto. Tan es así que las tecnologías que están logrando implantarse con mayor éxito en los centros educativos lo están haciendo a costa del esfuerzo de un profesorado que no recibe ni los recursos ni la atención necesaria por parte de la administración. Si hoy en día las faltas de asistencia o las notas de nuestros hijos se recogen instantáneamente en una plataforma informática a la que podemos acceder desde el móvil (así ocurre en muchos centros andaluces a través de iPasen), no es precisamente porque la administración educativa haya dotado al profesorado de dispositivos móviles para ello. Cada docente utiliza su «aparatito» personal y dedica tiempo extra para que esto pueda ocurrir. La imagen del docente desmotivado es, como todo estereotipo, un artefacto útil para justificar ciertos discursos. La sola idea de intentar representar a un número enorme de personas como un colectivo relativamente homogéneo es absurda. Pero es que, además, se da el caso de que hablamos de una profesión que, por sus características, tiende a verse obligada suplir las deficiencias de su puesto con determinadas concesiones personales: hace poco leía a una profesora preguntar en su cuenta de twitter cuántos de los docentes que la seguían habían comprado material de su propio bolsillo para usar en clase; aunque se trate de pequeños gastos sin importancia, creo que casi todos responderíamos afirmativamente. Con el tiempo de trabajo ocurre algo parecido: la enseñanza es un sector en el que es fácil involucrarse hasta el punto de ocupar parte de nuestro tiempo personal. Hagamos una prueba. Estoy escribiendo estas líneas en mi casa la noche de un sábado después de haber acostado a mis hijas (sí, ya sé que no es un plan muy interesante para la noche de un sábado, pero qué quieren que les diga, los hay peores). ¿Habrá profesores realizando tareas propias de su trabajo en estos momentos? Aunque no tenemos forma de saber quién está corrigiendo exámenes o preparando clases, sí que puedo conocer el número de personas que están registrando notas o escribiendo informes oficiales, pues para ello deben conectarse a la plataforma Séneca. Así que accedo a la plataforma y… el sábado 30 de marzo, a las 22:45 de la noche, hay 2304 usuarios conectados. Trasteando un poco encuentro otro dato interesante: en el día de hoy (recordemos que es sábado) se han generado 3176 documentos en la plataforma Séneca. Parece que sí hay quien dedica parte de su tiempo libre a cuestiones laborales.
La imagen del profesor como alguien acomodado y desfasado ha sido promovida de manera irresponsable por políticos y medios de comunicación con distintos intereses (desde fomentar la venta de determinadas tecnologías a desprestigiar a colectivos políticamente incómodos), y suele acompañarse de un elemento adicional: el recelo ante la observación/evaluación de su trabajo. Precisamente hace unos días leía el siguiente tuit de El País-Educación: «Paulo Santiago, de la OCDE, cree que uno de los grandes problemas de la educación en España es el miedo de los docentes a abrir las puertas del aula. Una especie de aversión a la supervisión externa». La persistencia en esta caracterización de los profesores como personas reacias a la supervisión es algo que me causa una gran perplejidad, ya que en ninguno de los trabajos que he desarrollado antes de dedicarme a la enseñanza he notado tanto control como en este. En primer lugar, y centrándonos solo en la acción docente, los profesores desarrollamos gran parte de nuestra labor en un espacio social —el aula— donde unos 25 ó 30 estudiantes están (algunos más, otros menos) pendientes de nosotros. Estos chicos a su vez hablan de su experiencia en clase con otros compañeros, con otros profesores, con sus familias, etc. Por otro lado, las aulas no son espacios herméticos que flotan en el espacio al modo de la famosa Tardis de Dr. Who; se trata de habitáculos situados unos junto a otros y relacionándose dentro de un espacio más amplio del que forman parte. No es extraño que los profesores sepamos qué está ocurriendo en las distintas aulas del pasillo en que nos encontramos, como tampoco lo es que colaboremos o participemos con otros compañeros. Debo decir, además, que en pocos trabajos ocurre con tanta frecuencia que las puertas estén abiertas de par en par (yo me acuerdo de cerrarlas cuando me molesta el ruido de las clases circundantes, por ejemplo). Pero además de este entorno que a mí me parece incompatible con el hermetismo, ocurre que el profesorado es actualmente un profesional controlado por un buen número de instancias: además del «control» no formal que podemos tener de estudiantes, familias y compañeros con los que trabajamos, hay una supervisión formal y explícita de los equipos directivos, la inspección educativa e incluso agencias de evaluación (en Andalucía ha sido la AGAEVE en estos últimos años).
El docente vocacional.
Frente al estereotipo del profesor desmotivado aparece el del docente vocacional. En la imaginería social, el docente vocacional es un caso atípico; es alguien que se enfrenta al resto del profesorado, un lobo solitario que carga sobre sus espaldas la dignidad de la profesión en su esforzado intento por transformar la vida de sus alumnos.
La figura del profesor vocacional es recurrente en el ámbito de la ficción. El club de los poetas muertos, Diarios de la calle, Los chicos del coro, Mentes peligrosas, casi cualquier película que nos venga a la mente relacionada con la educación hace uso de este perfil en el que la profesión ocupa toda la vida. No es raro que estos personajes vivan solos y no cuenten con otros intereses u obligaciones (¡la profesión es su vida!). A veces incluso rompen con pareja y amigos por no entender los demás esa dedicación a tiempo completo con su misión educadora. Estos personajes no tienen hijos que cuidar, no atienden a familiares enfermos ni visitan a amigos, no viajan ni viven experiencias que les alejen de su preocupación principal; todo su esfuerzo está en resolver, de una vez y para siempre, los problemas de un puñado de chicos cuyas vidas se verán trastocadas por su trascendente labor. Pero ocurre que la vida real no tiene la épica de la ficción; es un terreno prosaico pero complejo donde las leyes de la narrativa no funcionan del todo bien. El estereotipo del profesor vocacional no es un perfil realista y, desde luego, sus resultados no son, en la compleja trama de la realidad, tan predecibles como lo son en la ficción.
Es fácil caer en el elogio del docente vocacional: leemos una noticia en la que se cuenta que un profesor ha dedicado el verano a rodar un corto con sus alumnos y nos emocionamos con su ejemplo; nos cuentan que una maestra está ofreciendo clases de repaso por las tardes y sentimos admiración; yo mismo he presentado unas líneas más arriba algunos datos de profesores trabajando un día no laborable de una manera más o menos elogiosa. Sin embargo, me parece que aquí hay una trampa peligrosa. La apelación a lo vocacional tiende a ser una simple coartada para atacar nuestros derechos laborales: ¿Que echas más horas de las que debes?, es lo que tiene dedicarse a una profesión vocacional; ¿que no cuentas con los recursos mínimos para desarrollar tu trabajo?, si te apasiona lo tuyo puedes sacar de donde no hay. Y así con todo. Dejémoslo claro, si el buen desempeño de una profesión consiste en dedicar tu tiempo libre a ella, si consiste en reducir tu vida familiar o tu lícito tiempo de ocio, me parece que entonces no estamos hablando de una profesión, sino de otra cosa.
Conclusión.Hemos visto cómo el discurso público suele hacer uso de determinados estereotipos que en cierto modo desnaturalizan el sentido de la profesión docente convirtiéndola en algo diferente, en una versión caricaturizada que nos aleja de las complejidades de lo real. Estas caricaturas (ya sea en su versión satírica o en la elogiosa) sirven de apoyo a discursos más interesados en culpabilizar o demonizar al profesional de la docencia que en comprender o mejorar su desempeño. Frente a las caricaturas de la abulia y la vocación, creo que es más útil y realista hablar de profesionales. Los medios harían bien en dejar de intentar plasmar relatos sobre santos abnegados por un lado, y pícaros indolentes por otro, para simplemente tratar describir en qué consiste la profesión docente. Quizás desde esta perspectiva dejaríamos de lado estas imágenes personalizadas que no nos llevan a ningún sitio y para empezar a pensar en aspectos más estructurales y útiles: qué requisitos se exigen o no para desarrollar la profesión, qué espacios y qué condiciones son preferibles, qué herramientas y tecnologías son prioritarias y cómo se implementan, etc., etc., etc.

jueves, 21 de marzo de 2019

Convivir: la importancia de educarse en valores, por Pepe Cantillo


Convivir: la importancia de educarse en valores, por Pepe Cantillo, catedrático de filosofía y antiguo asesor en el Centro de Profesorado de Torrent (Valencia).

Previo a entrar en materia y puesto que educar en valores implica aceptar una serie de normas morales, acoto qué supone ser moral, inmoral o amoral. La RAE define moral como “doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican”.
Las personas morales son aquellas que actúan razonando sus decisiones para poder justificar su comportamiento. Por el contrario la persona inmoral conoce las normas y valores sociales, pero solo los cumple si le conviene. Es decir, vive de espaldas a dichas normas y las infringe buscando solo el interés personal. La persona amoral no considera necesario justificar sus acciones, por lo que vive al margen de las normas por creerlas “desprovistas de sentido moral” (sic). Le es indiferente cualquier tipo de moral.
La persona desmoralizada es aquella que ha perdido (ha renegado de) el valor de las normas por contagio con otras personas o por falta de coraje, razón por la que ha errado el camino que orientaría su vivir. Desmoralizar subsume la presencia de un tercero capaz de “corromper las costumbres con malos ejemplos o doctrinas perniciosas” (sic). Vulgarmente entendemos por estar desmoralizados cuando se produce en la persona un malestar, una caída de ánimo, un desinterés, un “abandono de sí mismo o de las cosas propias” (sic).

Doy paso a la importancia de los valores tanto para la persona como para la sociedad en la que vivimos. Los valores son referentes de actuación moral dentro de cada sociedad. Dichos valores los “incorporamos a la propia manera de ser, de pensar y sentir” desde la familia que es la base de todo comportamiento (positivo o negativo). Son interiorizados por mímesis (imitación) del modelo parental.
Los valores morales se refieren al conjunto de normas (y costumbres) propias de una sociedad. Dichos valores establecen la diferencia entre la actuación correcta y la incorrecta o negativa. Honradez, respeto, responsabilidad nos dan pista de entrada para ser morales.
Los valores sociales regulan las relaciones interpersonales dentro de cada comunidad. En su conjunto son aquellos que perfilan por dónde debe discurrir el recto proceder social que se espera de las personas pertenecientes a una comunidad. Su finalidad es mantener el equilibrio en el conjunto de individuos que integran dicha sociedad. Como ejemplo pueden valer la lealtad, tolerancia, solidaridad y pacifismo.
En resumen, los valores nos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a los valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Englobando los campos citados, valores básicos serían los siguientes: libertad, amor, paz, justicia, responsabilidad, honestidad, equidad, respeto, generosidad, gratitud, empatía, amistad, verdad…, entre otros muchos. Éste es el desafío.
La importancia de educar, educarse y dejarse educar es el desafío del s.XXI ¿Por qué? Hemos perdido una cierta valoración del yo personal y del tú social, lo que nos lleva a una situación de manga ancha (laxitud moral) que nos impide ser personas completas. El desafío es reponer y reparar parte de todo ese conjunto de valores que hemos dejado de lado por comodidad, porque nadie nos dijo por dónde y hacia dónde caminar.
La escuela no tiene, ni puede, ni debe tener la exclusividad de la educación. Es un pilar más para educarnos y sostener el edificio de la persona y de la sociedad en la que se desenvuelve. La escuela, en determinados aspectos, en educación moral por ejemplo, debe remachar lo positivo que ya sembraron y floreció en el seno familiar. 
Finalidad de la educación en valores: reforzar el pensamiento crítico de los escolares es el gran reto de nuestro sistema educativo aun al margen del sistema político. ¿Razones? El objetivo es conseguir ciudadanos autónomos con conocimientos, actitud crítica y responsable donde cada cual cumpla con su cometido.
La moderna sociedad subrepticiamente nos prepara para no pensar y así vivir en rebaño. Partido político que sube a gobernar quiere dejar constancia de su paso, razón por la que tenemos leyes educativas que no les dio tiempo a madurar.
Hay crisis de valores provocada por una serie de factores, desde que nos dejamos llevar por la manga ancha pensando que todo el monte es orégano; es decir, creyendo a pie juntillas (firmemente) que todo nos está permitido, que la vida es un suspiro y hay que vivirla a tope, caiga quien caiga.
Frente a este tipo de planteamientos, los valores son asumidos como un bien para la realización y desarrollo personal y se identifican con lo bueno, lo perfecto, lo valioso. En la otra cara está lo malo entendido como ausencia de bien y que a la postre reporta maldad contra los demás y contra uno mismo.
Valga de ejemplo la sociedad en la que vivimos. A estas alturas no es un secreto para nadie que el tablero de lo público lo tenemos revuelto y convulso en lo referente a una serie de valores que hasta no hace mucho creíamos que estaban a salvo de la carcoma. Honradez, veracidad, responsabilidad o cumplir con la palabra dada eran referentes éticos en nuestro entorno.
Dichos valores los admirábamos, a la par que los imitábamos, desde los modelos ofrecidos y transmitidos por el entorno social. Por contra, en los tiempos que corren sólo oímos hablar de corrupción, fraude, falsedad, mentiras gordas como piedras de molino que, poco a poco, van oscureciendo el panorama.
¿Para qué sirven los valores? Para crecer y educarnos como personas responsables, justas y competentes moralmente.
Los valores éticos regulan la conducta de los individuos como miembros del conjunto humano. Dichos valores son de carácter más universal, por ejemplo la verdad, la justicia, la libertad, la felicidad, entre otros. Los valores éticos están en crisis, siempre lo han estado, porque nunca logran alcanzar la meta deseada y carecen de importancia si los comparamos con los espejismos que parecen dirigir nuestras vidas (éxito, dinero, placer…). Por suerte esa insatisfacción nos recuerda que no solo vale lo que produce dinero. Los valores que inspiran los Derechos Humanos y fundamentan las Constituciones políticas son aceptados como universales: igualdad, la vida, la paz, la libertad. Otro cantar es que se cumplan.
¿En qué valores educar? En aquellos que nos permitan vivir buscando la posible felicidad como sujetos concretos; que nos preparen y enseñen a compartir con otros sujetos y en tercer lugar que nos permitan con-vivir con personas cercanas, tanto autóctonas como venidas de otros lugares.
En resumen, los valores positivos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a dichos valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Dejo unas referencias de posible material para trabajar en distintos niveles educativos. “El Convivenciario. Cuentos_con_valor”, ofrece un material didáctico y lúdico con el que aprender a convivir mejor. Cito algunos valores para trabajarlos en clase: amistad, respeto, igualdad, solidaridad, sinceridad, agradecimiento, empatía, responsabilidad, humildad, confianza… A cada valor le acompaña un cuento como material base. Su autor, Juan L. Onieva también ha publicado “El diario de la convivencia en clase”.
Posibles técnicas de trabajo de carácter general para emplear en clase y según el nivel:
- Clarificar valores partiendo de frases inacabadas: la meta de una persona honrada es…
- Diálogo clarificador obligando a reflexionar sobre ello: ¿eso es algo que aprecias?
- Lista de valores: ordénalos de mayor a menor importancia para ti. Explica por qué.
- Discusión de dilemas morales: señalar valores en juego, toma de posición ante un valor.
- Cine fórum con ulterior discusión en grupo y posible redacción matizando los valores.
- Postura crítica partiendo de la comparación de una noticia en varios digitales.
- Algunas otras técnicas a utilizar: Phillips 6/6. Torbellino de ideas. Estudio de casos. Sobre el trabajo con cuentos remito a El Convivenciario. (*)

(*) ¡Ojo! a los derechos de autor. 7 propuestas para trabajar la convivencia en el aula. Descárgalo gratis en edesclee.info con el código: 7PROPUESTAS2961


jueves, 7 de marzo de 2019

Elige tu camino: prevención socioeducativa a través de la música urbana, por Francisco Córdoba Alcaide

Elige tu camino: prevención socioeducativa a través de la música urbana, por Francisco Córdoba Alcaide, orientador escolar y profesor asociado del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba.

“Elige tu camino” es una propuesta de intervención psicosocial y educativa que usa el rap como recurso didáctico. Se trata de un proyecto interdisciplinar, en el que están implicados profesionales de diferentes perfiles, que se implementa en el IES Guadalquivir, centro educativo situado en una zona de exclusión social de Córdoba (España).
Este proyecto surge tras un diagnóstico de necesidades en el que se detectó que un centro de interés relevante para el alumnado era escuchar y producir música urbana, especialmente rap. Para ello se diseña una propuesta didáctica de integración curricular desarrollada, tanto desde la orientación-tutoría, como desde las materias de inglés y música. Se ha contado con la colaboración del músico urbano Sergio López Sanz (HAZE), natural de Sevilla, del barrio de Los Pajaritos y un referente del alumnado del centro al fusionar rap con flamenco.
La experiencia práctica se implementó durante los cursos 16/17 y 17/18, contando con la colaboración de toda la comunidad educativa. Los destinatarios de la intervención fueron los alumnos y alumnas de los cursos de la Educación Secundaria Obligatoria.
El siguiente enlace muestra un cortometraje a modo de resumen del proyecto y sus características:
https://www.youtube.com/watch?v=L5GLvPlRlNM
El objetivo general ha sido el de contribuir al desarrollo socioemocional del alumnado, prevenir conductas de riesgo e incrementar la motivación hacia el aprendizaje y el estudio a través del rap. Los objetivos específicos fueron: trabajar el rap de manera integrada desde diferentes áreas como fórmula de motivación para el alumnado; analizar letras de canciones y experiencias vitales de raperos; y, realizar actividades que mejoren la convivencia escolar e incrementen recursos personales asociados a la prevención de la violencia tales como la autoestima, la competencia social o las estrategias para la resolución de conflictos.
El rap supone un estímulo motivador para el alumnado que apoya su aprendizaje y enlaza con el currículo ordinario y la acción orientadora y tutorial. Presenta una serie de ventajas añadidas, tales como: la vitalidad del idioma empleado en este tipo de música; el uso de la poesía y las rimas, algo que puede facilitar el aumento del vocabulario; la espontaneidad y creatividad, y la necesidad de enfrentarse a un auditorio para intervenir en público. Además, el rap, como forma de expresión rimada y rítmica también puede relacionarse con las prácticas mnemotécnicas utilizadas para facilitar el recuerdo de listas o secuencias. Todos estos aspectos pueden facilitar y estimular el  aprendizaje y el desarrollo humano, en general, y la reflexión y el análisis crítico sobre aspectos de la vida cotidiana, en particular.
Entre las actividades realizadas destacan: el taller de rap en el que se ha practicado la rima y la improvisación y se ha realizado una introducción a la poesía; el desarrollo de una unidad didáctica sobre la música (seis canciones) y experiencias vitales de HAZE; actividades innovadoras para practicar inglés (paralelismos entre HAZE y JAY Z, rap en inglés); una composición musical con una base de rap, una investigación sobre los raperos flamencos y una introducción a la técnica del cajón flamenco como base rítmica del rap, entre otras.
Para aquellos lectores que estén interesados en ampliar la información les recomendamos los siguientes materiales y enlaces:
  • Moyano, M., García, A.I., Pérez, M., Gracia, J., Mediavilla, I., Córdoba, F. (2018). El rap como recurso para promover la convivencia y prevenir la violencia escolar: una propuesta psicosocial y educativa En O. Nail Kroyer y C. Monereo Font, Gestión y liderazgo en el ámbito de la convivencia escolar, 175-187, Santiago de Chile: RIL editores.
    Se trata de un capítulo de libro en el que se exponen las principales características del proyecto, entidades implicadas y un breve resumen de las actividades, incluyendo una descripción de las mismas, los recursos necesarios para su ejecución así como los resultados de aprendizaje esperados. 
  • ELIGE TU CAMINO: UNA PROPUESTA PSICOEDUCATIVA PARA JÓVENES ENTRE EL RIESGO Y LA OPORTUNIDAD SOBRE CANCIONES DE HAZE.
    https://www.amazon.es/Elige-tu-camino-Jose-Blanco/dp/8409023857
    Libro publicado por los participantes en el proyecto, que cuenta con la participación del propio HAZE y con prólogo del juez de menores Emilio Calatayud. A partir de canciones de HAZE se abordan educativamente temáticas de interés. Drogas y adicciones, trayectorias delictivas, conflictividad, absentismo y abandono escolar, bullying, relaciones de pareja, embarazos no deseados, pandillas juveniles y tribus urbanas, la discriminación y la xenofobia, la violencia sexista o la importancia de la toma de decisiones. El material se completa con seis propuestas de aprendizaje basadas en proyectos relacionados con elementos transversales para educar en valores y hábitos de vida saludables.
    Este trabajo fue realizado, en parte, gracias al apoyo del proyecto de investigación (PIV-029/17) y al proyecto de elaboración de materiales curriculares (MCO-003/17), financiados por la Consejería de Educación (Junta de Andalucía, España).
    Los beneficios de la venta y distribución de este libro van destinados de manera íntegra a la Fundación Acuarela de Barrios. Esta Fundación es una entidad privada sin ánimo de lucro, no confesional e independiente, que nace en el año 2012 con la misión de favorecer el desarrollo integral de menores y jóvenes que se encuentran en situación de riesgo o exclusión social.
  • http://iesguadalquivir.org/
    @iesguadalquivir
    Página de web del IES, en la que ampliar información acerca del contexto, comunidad educativa, proyecto educativo y enlace de twitter.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Adolescentes, porno, móviles y reglas de uso, por Pablo Poó Gallardo

Adolescentes, porno, móviles y reglas de uso, por Pablo Poó Gallardo, profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Margarita Salas de Sevilla.

Hace poco leía, en un magnífico reportaje de El País titulado “Sí, tus hijos ven porno (y así les afecta)”, que la edad media de inicio al consumo de pornografía, en España, se situaba en 5º-6º de Primaria, es decir, alrededor de los nueve años; es decir, cuando se hace la primera comunión.
Los expertos apuntaban a un motivo principal: es una efeméride en la que el regalo estrella suele ser el teléfono móvil. El nombre que le hemos dado a ese aparato es malévolo, engañadizo. Oculta, con una adjetivación inocente que solo alude a su portabilidad, que se han rebasado con creces las barreras semánticas de lo que, antaño, conocíamos como “teléfono”. ¿Que un teléfono móvil es solo un teléfono que se mueve? Esa categorización encajaba con los primeros inalámbricos, aquellos aparatos monstruosos más parecidos a los walkie-talkies del Equipo A que a teléfonos de casa sin cable.
Un teléfono móvil es un ordenador con conexión a internet: es una puerta a un mundo cuyas reglas no conocemos, reconozcámoslo. Sin embargo, nos extraña que nuestros hijos consuman porno con tan solo nueve años. A través del móvil, por supuesto. Ese móvil que le han regalado en la comunión, como si entre la infancia y la adolescencia se hubiera perdido la transición.
Las consecuencias son brutales: están aumentando alarmantemente las denuncias de chicas que practican conductas de riesgo sexuales como pueden ser la asfixia o el sexo anal, simplemente porque sus novietes lo han visto en su móvil y consideran que el sexo es lo que muestra la pornografía. Una sexóloga, incluso, apuntaba que en su consulta son numerosos los adolescentes que se consideraban eyaculadores precoces porque no eran capaces de llegar a los 45 minutos que se alcanzan en algunas de sus películas favoritas.
No tienen la conciencia de que es ficción. Es mucho más fácil entenderlo cuando el argumento de una película trata sobre viajes en el tiempo o monstruos que vienen a verte, pero ¿que en algo tan cotidiano como el sexo tenga cabida la ficción? Para nuestros jóvenes no es concebible.
Pero, claro, hablar de sexo con tus hijos es incómodo. La educación sexual está prácticamente en busca y captura tanto en los hogares como en la escuela. Salvo en Avilés, una especie de aldea de irreductibles galos de la educación sexual que ha puesto en práctica un programa de información a adolescentes a través de charlas en los institutos e, incluso, de la cesión de un número importante de horas lectivas a ello. Sería útil plantearse la necesidad de que determinadas asignaturas (no voy a caer en la trampa de nombrar ninguna) sigan formando parte del currículo escolar y cedan su sitio a otras tales como educación sexual, educación vial, uso seguro de internet…
Mientras tanto, ahí seguiremos, pensando que el tema no va con nosotros, que nuestros hijos no ven porno y que, ¡caramba, si este año hace el mío la comunión!

jueves, 29 de noviembre de 2018

El móvil como herramienta de aprendizaje. Pros y contras, por Pepe Cantillo

El móvil como herramienta de aprendizaje. Pros y contras, por Pepe Cantillo, catedrático de Filosofía y antiguo asesor en el Centro de Profesorado de Torrent (Valencia).

El tema de las nuevas tecnologías, y sobre todo el uso del teléfono móvil, está dando mucha cancha tanto para bendecir sus ventajas como para maldecir sus inconvenientes. Entramos en la dicotomía de lo supuestamente positivo frente a lo supuestamente negativo que dicen sus detractores.
Es un hecho que whatsapp, memes, videos…, con sus posibilidades de supuesta comunicación, van muy por delante de la educación-instrucción que pueda ofrecer la escuela. Esto en principio no es calificable ni de bueno ni de malo, simplemente las nuevas tecnologías están presentes con todas sus posibilidades y de nosotros depende el sacarles el  mejor partido o ser esclavos de ellas.
Hasta ahora solo hemos oído cuestiones negativas con respecto al uso de móviles. Dicho aparato es muy joven pero ha crecido a velocidad de vértigo. Por desgracia, lo negativo que se pueda obtener de su uso es lo que más resalta.
Negar la realidad, a largo plazo nos traerá más problemas que ventajas. Si no puedes controlar a “tu enemigo”, únete a él. Lo de enemigo viene porque una actitud de cierre ante las TICs, sobre todo al móvil, solo nos traerá problemas.
Imaginemos que dicho aparato es un “animalejo” que tenemos que domesticar antes de que se nos escape del control de uso y los daños puedan ser cuantiosos.
¿El uso del móvil es bueno, malo, indiferente? A clase con el móvil: sí…, no…, sí… La cuestión, a priori, es más bien complicadilla. Se hacen necesarios una serie de requisitos que pasan por múltiples escollos no fáciles de eliminar. Empecemos por las dificultades.
Un país como Francia ha prohibido rotundamente el móvil dentro del recinto escolar. Está claro que ante este planteamiento no hay ni posibilidad de intentar ver si el uso del mismo en clase (en alguna o algunas materias) podría dar juego, puesto que la puerta de entrada queda cerrada. Argüir la “libertad de cátedra” en este tipo de material no sería fácil por razones obvias.
Otros países se niegan a usarlo dentro de clase. En España, la voz de la familia ya se ha dejado oír con el “no” al uso del móvil en clase. ¿Negativa por razones claras, trabajadas y pensadas o simplemente hay que seguir a Francia?
En resumen: “papanatismo o razones”. Recuerdo que el papanatismo es “la actitud consistente en admirar algo o a alguien de manera excesiva, simple y poco crítica” (sic). Opuesto está el “chovinismo”, consistente en una “exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero” (sic). Esta segunda postura no suele ser nuestro caso.
Demos un paso más para desenredar esta madeja en la medida de lo posible: “Profe, dame clase con el móvil”. Ese era el título de un artículo de El País (papel y digital) hace ya dos años. “España empieza a impulsar proyectos pedagógicos que usan los teléfonos como una herramienta más del aula”.
Dicho artículo apunta varias dificultades a tal exigencia. Entresaco algunas ideas del mismo: “Hay serio riesgo de que crezca la brecha digital y aunque su uso está muy extendido, hay familias que no podrían pagarlos, sobre todo los de última generación. ¿Solución? ¿Recurrir a “ayuda pública?”. El asunto pecuniario es una de las barreras que apunta el artículo para el uso del móvil en el aula. A esto habría que añadir la incrementación del gasto por consumo. El asunto pecuniario es otra barrera.
No todos los centros escolares están preparados en cuanto a cableado, así como en cobertura. Sin comentario a esta dificultad. No uso el concepto “deficiencia”, puesto que la adaptación de la escuela a “los nuevos tiempos” y tecnologías queda en el aire.
Hay que decir que sí al uso del teléfono en clase, sin prisa pero sin pausa. Pero para la puesta en marcha del mismo no basta con decir solo ¡adelante! Hay que preparar todo un proyecto, analizar los pros y contras e introducirlo en las materias adecuadas.
Los expertos advierten de que móvil, ordenador, tabletas son herramientas  a las que se le puede sacar rendimiento, usadas debidamente.
Aceptar dichos planteamientos didácticos “debe ser parte del Proyecto Educativo de Centro, tiene que contar con las familias, además de disponer de redes adecuadas y las condiciones de seguridad necesarias”. No basta con que un profesor quiera usar la tecnología por su cuenta, senda que se podría intentar en caso de una oposición general.
¿Están los profesores preparados para esta iniciativa? Unos sí, otros no; amén de que dicho tema tiene sensatos defensores pero también tozudos  detractores (esperemos que de momento). ¿Por qué de momento? Hacer cambios drástico, este lo es, aglutina a muchas personas que en principio podrían negarse (oponerse) por varias cuestiones. Cierto que hay también parte del personal para los que dicha innovación “está chupá”.
Pregunta a dos bandas: detractores y seguidores, ¿ayudarían los móviles al rendimiento escolar? No lo sabremos si no los usamos. Tampoco podemos dilatarnos deshojando la margarita porque en este terreno lo novedoso de hoy ya es viejo.
Un planteamiento a tener en cuenta. ¿Hay que prohibirlos por miedo al ciberacoso? Esta pega carece de sentido, por desgracia. Tal problema es una realidad en los jóvenes más mayores y seguirá su camino. ¿Cómo controlarlo? Complicado asunto que merece una explicación aparte, donde deben intervenir profesores y especialistas (pedagogos, psicólogos…). Dicho acoso no se incrementará ni dejará de producirse porque el móvil se utilice en clase. Es mi humilde opinión y puedo estar equivocado.
Oportunismo por parte de algunas marcas. Vender o no vender más aparatos sería su excusa. Google Expeditions está detrás de estas iniciativas. Según datos consultados, la multinacional visitó una veintena de centros de España para familiarizar a docentes y alumnos con el proyecto.
¿Intereses de progreso? Esa es la careta ofrecida por fabricantes-vendedores de móviles. Samsung también apoya este tipo de proyectos. Lógico. “La pela es la pela…” y estas empresas no trabajan por amor al arte.
Un dato importante al margen de la escuela (aunque no queda lejos de ella). Un detalle que es posible que nunca nos hayamos planteado. Los móviles están constantemente bombardeados para que se les instalen una serie de actualizaciones que te dicen que son necesarias para un mejor funcionamiento. ¿Cuál es la pega o el secreto-clave? Dichas instalaciones saturan pronto el “telefonino” con lo que el usuario queda fuera de juego. ¿Solución? Hay que cambiar a un teléfono mejor, más moderno, con más capacidad… Bla, bla, bla. Publicidadadadad.
Hay centros, expertos y profesores que creen que se puede enseñar con los móviles igual que con un libro, una pizarra o una película. No se me ocurre negarlo, puesto que las facilidades y posibilidades para acceder a la información pertinente son muchas y las tenemos al alcance de la mano.
Lo mismo que es sabido y conocido que dichos aparatos, TIC en general, desarrollan toda una serie de competencias y facilitan el aprendizaje, potencian la autonomía y por supuesto el trabajo en equipo, cuestión esta que es de vital importancia para la escuela de un futuro que hace tiempo que empezó y que en nuestro país llegamos con retraso a ella como a otras tantas cosas.
“La tecnología ya ha llegado a las aulas, pero a menudo la pedagogía que se usa aún le da la espalda. Todos los soportes valen para dar a esta herramienta el mejor uso educativo”, o tal vez no, dicen los detractores. Eso podemos leer en el artículo “Siete razones por las que se debe encender el móvil en clase” de El País; la información es vieja y en este terreno aun más.
En el mismo diario encontramos también “Tecnología y pedagogía, el círculo virtuoso de la educación”, o una nota más a tener en cuenta: “El uso de apps educativas como complemento de los temarios empieza a ser una realidad”.
Resumiendo ideas de las ahí planteadas:
1. El alumno lleva toda la información encima.
2. La clase ya no es el único lugar donde se aprende.
3. El profesor sabe usar la tecnología como el alumno (mejor sería lo ideal).
4. La transformación de la educación con la tecnología tiene tres patas: los recursos digitales con los que se dota al aula y a los alumnos (pizarras digitales, ordenadores), el seguimiento del profesorado y un currículo digitalizado.
5. Los profesores ya no van a cursillos para que les enseñen a usar la tecnología.
6. El gasto público en tecnología crece, a pesar de que baja el gasto en educación.
7. Se ha creado la figura del “Coordinador TIC” en los centros como responsable y supervisor del uso de dicha tecnología. Hace un seguimiento del profesorado y de la adaptación del currículo. 
Cierro estas líneas con dos referencias a tener en cuenta. No quiero confundir  a nadie. Cito la carta de un profesor que renuncia a seguir luchando contra los móviles dentro de clase. Derrotado, tira la toalla. La demoledora carta es de un profesor uruguayo: “Me cansé de luchar contra móviles y WhatsApp. Me rindo”.
La siguiente cita abre interrogantes a tener en consideración. En el libro “Desconecta”, cuya lectura recomiendo, el psicólogo Marc Masip, experto en adicciones dice: “el móvil es la heroína de nuestra época” y para terminar de rematar el tema apunta que “España es el país europeo con más adicción adolescente a la red.” Propone una “dieta digital” para desengancharse.
En fin, estos son otros temas que quedan abiertos. Por mi parte, de “Nomofobia, del Síndrome de la vibración fantasma…” ya dejé algún artículo en Montilla Digital o en La Rambla Digital.

miércoles, 24 de octubre de 2018

La línea móvil-NOT, por Rafael Japón

La línea móvil-NOT, por Rafael Japón Luján, profesor de Física y Química del IES Antonio Galán Acosta de Montoro.

Corría la bella década de los veinte cuando los franceses empezaron a temer que los alemanes, que les partían la boca cada cierto tiempo, volvieran a las andadas más pronto que tarde. Entonces, André Maginot, un veterano de guerra que en aquellos tiempos ejercía de ministro de Defensa, tuvo una gran idea: levantar cuatrocientos kilómetros de trincheras y fortificaciones a lo largo de la frontera franco-germana. Esta bacanal de hormigón y búnkeres protegería a los culos gabachos de la metralla alemana que, como el de Maginot, salieron bastante chamuscados de la Gran Guerra. Esta enorme puerta —cerrada, se entiende— al campo se medio terminó a la vez que los nazis se armaban hasta los dientes, por lo que todo el pueblo francés aplaudió el invento y suspiró de alivio, tranquilos al imaginar que Hitler se estamparía una y otra vez contra el muro de Maginot. Pero, claro, Alemania no se había quedado anclada en el pasado, y en su maquinaria bélica brillaban los tanques y los aviones. Además, como los belgas eran amigotes que chapurreaban el francés, y como la obra costaba un pastizal tremendo, no se construyó muro por ese lado. Lo que terminó ocurriendo ya es sabido: los nazis invadieron Bélgica con una mano atada a la espalda; cruzaron la frontera por los, a prori, inescrutables bosques de las Ardenas; y acorralaron a los franceses en su propio muro. Desde la Línea Maginot no se disparó ni una sola bala y quedó para la historia como uno de los fracasos estratégicos más grandes de todos los tiempos. Hoy día, lo que queda, se sigue pudriendo a lo largo del oriente francés.
Ya sabemos que el hombre es el bicho que tropieza dos veces en la misma piedra. El actual presidente de la República, Macron, está intentando construir otro muro a lo Maginot prohibiendo, por ley, el uso de los teléfonos móviles en las escuelas. La medida, por lo visto, fue aplaudida por la mayoría de ciudadanos, profesores incluídos, lo que le reportará a Macron un buen número de votos en las próximas elecciones. Los franceses se sienten seguros con la nueva Línea Macron, en este caso digital y base de decreto, no de hormigón como la de Maginot.

También sabemos que el español es el hombre que copia, en caso de duda, todo lo francés. Desde la publicación de la prohibición por parte de nuestros vecinos del norte, hordas de indocumentados piden copiar la restricción francesa, cuando no aumentarla. Más de uno y de dos profesores me han asegurado que la utilización de los teléfonos móviles en la educación es una aberración y que, de extenderse, la escuela se convertiría en un ente incontrolable, algo así como una sodomogomorrización a lo bestia. Es inaudito cómo un profesor, una persona formada, puede pensar a estas alturas que un muro va a parar el miedo. Si en general los muros son estériles, ¡qué decir de un muro contra las ondas! Algunos de ellos no solo se contentan con dejar los aparatos fuera de sus clases (algo totalmente respetable y entendible: su autoridad académica y magistral manda), sino que tiran de un vomitivo paternalismo para empujar sus prohibiciones y extenderlas al resto del profesorado. En mi centro, por ejemplo, se votó en Claustro una propuesta en la que se prohibía el uso de los móviles para fines educativos en la ESO. Es decir, que yo no puedo hacer un Kahoot si no pierdo tres cuartas partes del tiempo de la clase en ir a por los carritos de los portátiles, con todo lo que eso conlleva. Es la productividad, amigos, la que se mira pero no se toca. Por cierto, desde que la prohibición está vigente, no hemos evitado ninguno de los inconvenientes que nos pueden traer los móviles, porque los chicos, ya lo ponga en la Piedra Roseta, los siguen trayendo al centro. Recientemente, un profesor fue grabado mientras daba clase, algo que según los antis no iba a volver a pasar con la prohibición...pero esta es otra historia. En cualquier caso, si los niños van a seguir teniendo el móvil en el bolsillo, ¿por qué no usarlos para mejorar la metodología?
Pero qué se le va a hacer. La indignación del principio fue pasando y se va asumiendo la situación. Sin embargo, es el día a día en las salas de profesores de cualquier centro educativo, o mi experiencia impartiendo cursos de formación, lo que te da la clave. Poco a poco, con un comentario de aquí y otro de allá te vas dando cuenta cuál es el principal problema de toda esta historia: el quid de la cuestión es que los docentes no tienen ni idea del manejo de un móvil. Es evidente que la generalización, como todas, es injusta, pero en este caso solo con unos pocos. Yo pensaba, hasta hace poco, que quién mejor que nosotros para enseñar a los niños el buen uso de esta tecnología, pero me he dado cuenta de mi error. Muchos de ellos cogen el teléfono como cogería mi tatarabuela una pastilla de Avecrem. Tengo el móvil petado, no me va el Whatsapp, eso del Classroom qué es lo que es...eso sí, mandar memes sabe hacerlo todo el mundo. Mi móvil es que es muy viejo y ya no va bien, me dijo otro hace poco con aparato mejor que el mío, que aún estaría en garantía.
Es de alabar el generoso esfuerzo que se está realizando desde los CEP, con su buena oferta de formación, para que se vaya perdiendo el miedo. Espero y deseo que dentro de poco nos acordemos de las prohibiciones como se acuerdan los franceses de su Línea Maginot: con un poco de vergüenza y tratando de volver a olvidarla. Porque el futuro es imparable...y ya está aquí.

miércoles, 17 de octubre de 2018

El dibujo de la familia: la autoestima (3), por Aureliano Sáinz

El dibujo de la familia: la autoestima (3), por Aureliano Sáinz Martín, Catedrático de Didáctica de la Expresión Plástica del Departamento de Educación Artística y Corporal en la Faculdad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba.

 En anteriores artículos he abordado el estudio de algunas emociones positivas básicas del ser humano como son el amor, la alegría y la felicidad a través del dibujo de la familia, ya que este es un instrumento de investigación muy valioso para penetrar en el mundo emocional de los escolares.
En esta ocasión, quisiera plantear la formación de otro sentimiento que es esencial para el equilibrio emocional de niños y niñas. Me estoy refiriendo a la autoestima, un concepto que se encuentra muy ligado a otros como pueden ser la autoimagen o el autoconcepto. Pero antes de mostrar cómo expresan la formación de la autoestima a través del dibujo de la familia, realizaré previamente algunas reflexiones que me pueden servir para contextualizar este sentimiento tan necesario para llevar una vida mínimamente dichosa.
Desde la perspectiva del adulto, somos conscientes de que nos movemos en una sociedad altamente compleja en la que tenemos que afrontar numerosos retos en nuestras relaciones cotidianas. Esta complejidad es intuida desde edades relativamente tempranas, de modo que ha quedado atrás aquella sociedad un tanto cerrada al mundo exterior que prevalecía en décadas pasadas. Hoy, los medios tecnológicos y de comunicación han modificado sustancialmente el panorama, de modo que tanto adultos como adolescentes e, incluso, los niños, vivimos en una cultura de la información en la que se nos transmiten puntualmente noticias de entornos lejanos a aquellos en los que vivimos.
Todo ello da lugar a que ya no sean solo las experiencias directas o las obtenidas a través de lecturas las que conforman el conjunto de nuestros conocimientos, dado que estos se amplían y diversifican por el conjunto de noticias que recibimos de otros países o de otras culturas. Esto que inicialmente tiene su lado positivo, también nos muestra una parte inquietante: en ocasiones nos vemos desbordados por la cantidad de información y acontecimientos ante los que no podemos actuar, por lo que sentimos cierta impotencia frente a una realidad tan compleja.
Lo descrito nos sitúa en una posición en la que cada individuo, hombre o mujer, llega a un momento de su vida en el que tiene que valerse por sí mismo, una vez que se ha independizado de su familia y se da cuenta que debe tomar numerosas decisiones personales para salir adelante. Esta toma de decisiones le será más o menos fácil o difícil en función de una componente psicológica y emocional denominada autoestima, basada esencialmente en tres factores: el amor propio, la autoimagen y la confianza que se tiene de sí mismo. Estos son los tres factores en los que los psiquiatras franceses Christophe André y François Lelord fundamentan sus extensos estudios sobre la autoestima.
Ciertamente, todas las personas tenemos más o menos amor o autoestima. De igual modo, contamos con una imagen de nosotros mismos, es decir, un concepto formado a partir de los juicios que emitimos acerca de nuestras cualidades, de nuestras capacidades y de la propia imagen que proyectamos hacia los demás. También, la confianza y la seguridad propias son valores necesarios de esa autoestima que se va gestando en la infancia e irá creciendo con mayor o menor fortaleza a medida que nos desarrollamos.
Hemos de considerar que la baja autoestima o una autoestima débil es un verdadero obstáculo para avanzar por ese intrincado camino que es el vivir en sociedad. Sería algo así como un árbol que va creciendo pero que se asienta sobre unas raíces frágiles: en un momento determinado puede venirse abajo, dado que aquella parte que no se ve, pero que es la base del propio árbol, y no resiste los embates que tiene que afrontar.
Y ciertamente, tal como apuntan los psiquiatras citados, “hoy sabemos que el amor a uno mismo depende, en gran medida, del amor que nos prodigó nuestra familia cuando éramos niños y de los ‘alimentos afectivos’ que nos dieron”. Esto nos lleva a pensar que la autoestima que poseemos de adultos se asienta en los factores de amor, ánimo y confianza que mostraron con nosotros cuando éramos pequeños, es decir, cuando comenzaron a germinar las raíces invisibles de nuestra identidad.
Dada la importancia de este sentimiento humano, en esta ocasión mostraré y comentaré siete dibujos de niños y niñas para que comprendamos cómo expresan su naciente seguridad y amor hacia sí mismos, como componentes de la autoestima.

Una de las primeras manifestaciones de la identidad personal en los escolares de Educación Infantil es el aprendizaje del trazado con la escritura del propio nombre. Tempranamente, han escuchado de sus padres su pronunciación cuando desde muy pequeños les llamaban; pero el que ellos aprendan a plasmarlo por medio de unos signos llamados letras supone un cierto orgullo personal. Es lo que manifiesta Isabel, una niña de apenas cinco años que, al realizar el dibujo de la familia, se sitúa en medio de las figuras materna y paterna y tras la mesa del comedor. La pequeña, muy contenta, y una vez terminado el dibujo, escribió el nombre de cada uno de los tres componentes de su familia, como expresión de que ya sabe escribirlos.

Otra manifestación de la autoestima a través del dibujo de la familia se expresa por medio del tamaño con el que se traza a sí mismo. Esto queda bien reflejado en el dibujo de Adrián, un niño de 5 años que, sorprendentemente, padece TEA, es decir, trastorno del espectro autista. Y digo sorprendente, puesto que su dibujo alcanza un nivel similar o superior al de otros niños que no presentan discapacidades. Adrián se dibuja muy grande, con los brazos hacia arriba, como expresión de júbilo o alegría. Lo que quizás pudiera llamar la atención es el dibujo de dos soles y el que la figura femenina no representa a su madre, sino a una amiga que tiene en el colegio, pero esto forma parte de ese mundo emocional de niños y niñas con TEA y al que nos resulta muy complicado penetrar.

He indicado que la autoestima tiene bastante relación con la autoimagen, es decir, con el hecho de cómo se ve uno a sí mismo desde el punto de vista físico o corporal. La aceptación de la propia imagen da lugar a que se favorezca la autoestima o amor propio. Como ejemplo de lo que indico, muestro el dibujo de Paula, una niña que ha cumplido los 6 años y que al pedir en la clase que dibujaran a una familia nos presentó el dibujo que hemos visto. Dado que la niña es zurda, comenzó representando a su madre, en el lado derecho de la lámina y con una larga melena. Pasó a dibujarse a sí misma, y, como podemos observar, la pequeña traza una melena incluso superior a la de su madre. Acaba con su padre, con escaso espacio para la figura. La autoestima y la identidad femenina la pequeña autora las manifiesta, como hemos visto, a través del pelo.

A medida que se crece, niños y niñas comienzan a diferenciarse también por sus distintos gustos en los juegos o en sus aficiones. En el caso de los niños, el fútbol es un deporte o juego con el que tempranamente se identifican. Es lo que plasma Enrique, un niño de 7 años que representó a su familia alrededor de su deporte favorito. Los cuatro, incluso su hermana, también juega haciendo de portera. El autor, como señal de autoestima y confianza en sí mismo, se dibuja en el centro de la escena. Detrás aparecen su padre y su madre, a los que ha dibujado con un solo brazo que lo dirigen hacia él; pero esto no es un error, puesto que la dificultad del trazado del perfil de las figuras humanas conduce a la idea de que los dos brazos van juntos, tapándose el uno al otro, y hacia la misma dirección.

El sentimiento de la autoestima no el algo que se vaya formando en las primeras edades de manera aislada, puesto que está fuertemente conectado al amor que se recibe en esta etapa, junto al sentimiento de protección que también llega de los padres. La autora de este quinto dibujo que hemos visto, una niña de 9 años que se encontraba en cuarto curso de Primaria, lo expresa con bastante nitidez en la escena que ha plasmado. Así, en un plano cercano al espectador, se representa a sí misma, siendo el centro de atención de la imagen. En un nivel secundario, aparecen su padre y su madre, de menor tamaño, puesto que están algo alejados. Las figuras paterna y materna se muestran como protectoras de la protagonista de la escena. Amor, seguridad y protección son valores emocionales que la autora recibe de sus progenitores y que son la base de su naciente autoestima.

Otro factor de relevancia en la manifestación de la autoestima a través del dibujo de la familia es el orden de representación de los personajes que la componen. De modo habitual, el primero de ellos tiene un significado especial y de gran importancia para quien realiza el dibujo, y en el caso de ser la figura del propio autor o de la propia autora resulta ser una clara manifestación de autoestima, puesto que se considera a sí mismo como el más significativo del grupo. Es lo que sucede con el dibujo anterior, perteneciente de una chica de 11 años que se encontraba en sexto de Primaria. Como podemos apreciar, comienza dibujándose a sí misma la primera; a continuación, pasa a su hermana mayor; continúa con su madre, de modo que las tres componentes femeninas forman un pequeño grupo; y finaliza con su padre, que saluda haciendo la uve de la victoria.

Para cerrar este breve recorrido por la expresión gráfica de la autoestima, quisiera presentar otro ejemplo de este sentimiento manifestado a través de la cohesión y el cariño familiar. Hemos de entender que en estas edades los niños y niñas son básicamente receptores de los afectos de los adultos, aunque, lógicamente, ellos tienen también que responder a esas manifestaciones. Es lo que expresa gráficamente esta chica, también de 11 años, que ha representado a su familia juntos y cogidos de la mano. Por otro lado, ella que es la última en aparecer, dibujándose junto a la mascota, un pequeño perro que lo conduce con una correa. Unidad y afecto compartido se manifiestan en el dibujo como elementos de la autoestima de la autora.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Editorial 07

Cobertura educativa de los teléfonos móviles: ¿se cuelan en la escuela?

Hace años, no muchos, desde que se generalizó masivamente el uso de los teléfonos móviles, comenzaron a surgir diferentes posiciones y pareceres en torno a la forma de utilizarlos, se defendían sus ventajas y el innegable avance en la intercomunicación personal al mismo tiempo que se alertaba sobre el uso abusivo y la excesiva dependencia de los que se han convertido en nuestros nuevos apéndices.
No hay un ámbito de nuestras vidas en el que no esté implantado su uso; sea para comprar o vender, consultar fechas, lugares, hechos, agendas y museos de todo el mundo, pedir cita médica, realizar gestiones bancarias o firmar nuestra declaración anual de renta…todo esto es una muestra de lo que realizamos con nuestras pequeñas prolongaciones digitales.
En el mundo de la educación, en todos sus niveles, el impacto es extraordinario, pues su uso por parte de la población infantil y juvenil está alcanzando cotas muy elevadas. El siguiente párrafo corresponde al informe del INE (Instituto nacional de estadística) de la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares. Año 2017.
La proporción de uso de tecnologías de información por la población infantil (de 10 a 15 años) es, en general, muy elevada. Así, el uso de ordenador entre los menores está muy extendido (92,4%), y más aún el uso de Internet (95,1%). Como en 2016, el número de menores usuarios de Internet supera al de ordenador. Por sexo, las diferencias son poco significativas. Por edades, los resultados sugieren que el uso de ordenador e Internet es una práctica mayoritaria en edades anteriores a 10 años. Por su parte, la disposición de teléfono móvil se incrementa significativamente a partir de los 10 años, hasta alcanzar el 94,0% en la población de 15 años.

La prohibición de móviles en las escuelas de nuestro país vecino, Francia, nos ha sorprendido y ha calado en nuestra sociedad. La noticia ha suscitado el interés de familias, jóvenes y docentes que están al tanto y viven día a día la realidad de las aulas en las que los teléfonos móviles laten y suenan junto a cada alumno y alumna  como una presencia viva que gestiona, desarrolla y pone en circulación, o mejor sería decir en  red, sentimientos y deseos no siempre edificantes. Gran parte del profesorado anhela encauzar esa pasmosa habilidad digital de un alumnado nativo en las tecnologías de la información y comunicación (TIC) hacia la construcción del propio aprendizaje, pero este enunciado precisa de un desarrollo complejo y cabe preguntarse si las políticas educativas van por este camino.
Pocos días después de publicarse esta noticia, la ministra de Educación, Isabel Celáa, anunció que el gobierno de España estudiaría la conveniencia de una medida similar en nuestro país, si bien reconoció que había  un alto grado de controversia en torno a la conveniencia de prohibir los móviles en las escuelas.

Desde estas páginas queremos iniciar el curso promoviendo diálogos  sobre un tema que afecta muy profundamente a la educación como es el uso de móviles.
Por un lado, dan acceso a multitud de información y aplicaciones que permiten mejorar las metodologías y adaptarlas a la realidad social, a la vez que las hacen más cercanas y motivadoras para el alumnado y ayudan a un aprendizaje más personalizado. A esto se puede añadir el fomento de un uso responsable de estos dispositivos desde el aula y, por ende, una mejor preparación de los estudiantes para desarrollarse como seres humanos en la sociedad en la que están inmersos.
Por otro lado, factores como la distracción que causan en las clases, los casos de ciberacoso relacionados con su mal uso, el desconocimiento sobre la inseguridad de redes sociales y foros en los que perfiles criminales cibernéticos campan a sus anchas, el fomento del sedentarismo o la definición de estatus sociales dentro del aula, desaconsejan su utilización, no solo en los centros educativos, sino por parte de los niños y adolescentes en general.

Desde Educan 2.0 no tenemos duda: dado que la tecnología móvil, que ha llegado a nuestras vidas para quedarse por mucho tiempo, se ha colado en la escuela, planteamos reflexionar juntos sobre los pros y los contras de su utilización, al tiempo que vamos regulando y si, procede, acotando o prohibiendo. Y puesto que el uso del móvil es generalizado en todas las edades, todo el mundo tiene sus propias experiencias y cada cual lo utiliza a su manera, según le interesa en cada momento, os proponemos reflexionar y compartir experiencias y puntos de vista sobre cuestiones como, por ejemplo:
- Las posibilidades didácticas de los dispositivos de audio, vídeo y fotografía incorporados al móvil.
- Las ventajas y los inconvenientes de disponer en un solo dispositivo de herramientas de uso común como agendas, diccionarios, calculadoras, mapas, enciclopedias digitales, traductores, asistentes matemáticos, etc.
- La oportunidad de poder consultar información textual y gráfica a través de internet en clase y en casa.
- La utilidad de incorporar realidades virtuales, simulaciones y aplicaciones didácticas específicas por áreas y materias al proceso de enseñanza y aprendizaje.
- Los pros y los contras de utilizar el móvil para facilitar el aprendizaje colaborativo en el aula, y el intercambio de experiencias y la realización de proyectos conjuntos entre centros de distintas realidades geográficas o socioculturales.
- La necesidad de huir de la improvisación, incorporando a las programaciones de las asignaturas y a la programación general del centro las actividades con móvil, describiendo sus aportaciones al proceso de enseñanza-aprendizaje y a la formación del alumnado en el uso crítico y responsable de esa tecnología.

Pero, ¿mejora sustantivamente el aprendizaje en edad escolar el uso de Internet y las TIC en general? ¿Están relacionados los teléfonos móviles con los episodios de acoso escolar? ¿La edad condiciona la forma de uso de móviles? ¿Sería adecuado privar al alumnado de los niveles superiores del uso de una herramienta que utiliza a diario en su vida cotidiana y que tiene un gran potencial formativo, comunicativo y de acceso al conocimiento? ¿Es realmente un recurso interesante para el alumnado de los cursos más bajos? ¿Sería adecuado privar al profesorado de ese recurso didáctico? ¿Y al resto de la comunidad educativa? ¿Cómo valoramos que padres y madres se valgan del móvil para contactar con el profesor/tutor o consultar la plataforma educativa del centro? ¿O el hecho de que, por iniciativa propia, decidan crear el “grupo de whatsapp de padres y madres de clase” para intercambiar información y comunicarse? ¿De qué forma se relacionan nuestras hijas e hijos con sus móviles y con Internet? ¿Se comparte en la familia la información que proporciona Internet o las aplicaciones para móviles? ¿No sería lo más conveniente facilitar el acceso a las tecnologías móviles, regulando su uso en función de ventajas, inconvenientes y el nivel educativo para evitar efectos no deseados?

Las aportaciones sobre estos interrogantes u otros que puedan plantearse seguro que motivarán nuestro ánimo de participar activamente en el apasionante mundo de la educación y el de nuestros lectores a colaborar en este intenso y actual debate. ¡Feliz curso!

miércoles, 3 de octubre de 2018

Revista educativa digital Educan2.0. Nº 6 (resumen)

Allá por septiembre de 2017, hace un año, con el inicio del curso pasado, comenzó su andadura la sexta edición de la revista educativa digital EduCan2.0. Un número que, como es costumbre, se presentaba con un editorial cuya temática en ese caso fue la formación permanente del profesorado y una reflexión sobre si realmente se traduce en una mejora de la práctica docente, de la organización de los centros educativos y del rendimiento y éxito escolar del alumnado.
Meses después, en junio, a la conclusión del curso, y casi 30 artículos después, cerramos esa edición de EduCan2.0. Hoy traemos este índice de ese sexto número como preludio a la inauguración de la séptima edición de esta revista educativa que, de nuevo en octubre, verá su nacimiento con un nuevo editorial.
Todo un logro alcanzar siete añs sde este proyecto, algo que habría sido imposible conseguir sin los colaboradores que nos han dejado sus opiniones, han respondido a nuestros cuestionarios o nos han descrito sus vivencias y experiencias educativas. A todos ellos y a cuantos nos leéis os animamos de nuevo a enviarnos más colaboraciones para este nuevo número de EduCan2.0.

Aquí puedes encontrar los contenidos que han ido apareciendo en el número 6 de la Revista educativa digital EduCan2.0, desde septiembre de 2017 a junio de 2018. Sólo tienes que pinchar sobre los enlaces para ampliarlos.

jueves, 28 de junio de 2018

El dibujo de la familia. La alegría y la felicidad dentro de las emociones positivas (2), por Aureliano Sáinz

El dibujo de la familia. alegría y la felicidad dentro las emociones positivas (2), por Aureliano Sáinz Martín, Catedrático de Didáctica de la Expresión Plástica del Departamento de Educación Artística y Corporal en la Faculdad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba.

Hay un libro de pensamientos por el que siento una especial predilección: se trata de Aflorismos (neologismo que parte del verbo ‘florecer’) del eminente psiquiatra Carlos Castilla del Pino y que vio la luz una vez fallecido. Se trata de una recopilación de 844 aforismos, o breves reflexiones sobre la vida y el ser humano, que se inicia con uno referido a la idea de felicidad. Dice así: “La felicidad -ya me entienden- no se la encuentra; se construye”.
Estoy completamente de acuerdo con esta breve sentencia, que el autor acota con un “ya me entienden” de complicidad con el lector, en el sentido de que la idea que tenemos de felicidad es el estado de mayor gozo y plenitud que en el fondo todos quisiéramos alcanzar, pero que hay que trabajar duramente para lograr esos trozos de goce que podemos lograr en la vida.
Sin embargo, hay una objeción que quisiera apuntar a este pensamiento. La idea central del mismo viene referida a la persona ya formada, puesto que, por ejemplo, la infancia es el período en el que la felicidad es algo que se recibe, ya que los niños ‘la encuentran’ en el entorno que les rodea, especialmente, de sus padres, que son los que deben con sus atenciones, cuidados y manifestaciones de amor facilitarles la consolidación de este sentimiento, que ellos devolverán con otras expresiones de cariño.
Sobre la felicidad
Sobre este sentimiento tan amplio y complejo han hablado (y escrito), especialmente los filósofos, puesto que se puede reflexionar profundizando en el significado del mismo; no obstante, como sabemos, resulta muy difícil permanecer en un estado habitual de felicidad (si es que se logra), ya que hay múltiples motivos para que pronto se escape y volvamos otra vez a su búsqueda.
Recordemos que fue el filósofo griego Epicuro el primero que se planteó que el objetivo fundamental de la filosofía era el modo de lograr una vida dichosa. Desde entonces, ha habido otros que se han acercado a la comprensión del concepto de felicidad. No quisiera extenderme, pero para quienes estuvieran interesados en profundizar sobre la idea de felicidad les recomendaría algunas lecturas: El contenido de la felicidad de Fernando Savater; La historia más bella de la felicidad del filósofo francés André Comte-Sponville o El niño feliz. Su clave psicológica, de la estadounidense Dorothy Corkille Briggs. 
Sobre la alegría
También todos sabemos qué es la alegría, pues esta emoción sí nos acompaña en bastantes momentos de la vida. Lo cierto es que el sentimiento de felicidad, como estado de fondo, y la alegría, como emoción que experimentamos en diversas ocasiones, se encuentran ambos estrechamente ligados. Por otro lado, y a pesar de que esta emoción básica la sienten y comprenden niños y niñas desde su más tierna infancia, resulta que no ha sido abordada por los psicólogos con la asiduidad que cabría esperar.
Recordemos que ya el propio Charles Darwin, en algunos de sus primeros estudios, manifestaba que la alegría es una emoción básica de carácter innato y con rango universal, dado que al nacer los niños manifiestan estados de proto-alegría, aunque será alrededor de los tres meses cuando la experimenten con cierta nitidez.
Como obra recomendable para el conocimiento riguroso de la alegría volvería a citar Emociones positivas, obra a la que ya aludí en el artículo anterior, y que, coordinada por el psicólogo Enrique G. Fernández-Abascal, aborda la parte más grata del ámbito emocional humano.
El estudio de la alegría y la felicidad a través de los dibujos
Dentro del dibujo de la familia, como medio de investigación de las emociones infantiles, resulta relativamente fácil seleccionar algunos dibujos que nos sirvan para analizar la alegría y la felicidad, pues la mayor parte de niños y niñas viven dichosos en sus hogares, dado que, tal como apunté anteriormente, son receptores de la felicidad que buscan transmitirles sus progenitores, dado que uno de los objetivos de madres y padres es que sus hijos sean lo más dichosos posible.
Como son diversas las formas gráficas con las que los escolares manifiestan la alegría y la felicidad, para este trabajo he seleccionado seis dibujos que hablan de la alegría (del 1 al 6) y cuatro de la felicidad (del 7 al 10), de modo que veamos cómo las expresan los escolares desde edades tempranas, y que se encuentran en Educación Infantil, hasta aquellos que acaban en Educación Primaria.

Dibujo 1. El signo universal de la alegría se manifiesta en el rostro a través de la sonrisa. Este gesto tan sencillo es conocido intuitivamente por los propios bebés que distinguen entre una mirada sonriente que se les dirige hacia su cara de otra seria o triste. Lógicamente, niños y niñas de cualquier parte del mundo expresan la alegría a través de un sencillo trazo de los labios o la boca con una línea curvada hacia arriba o, como es el caso de esta niña de 5 años, con esa especia de media luna que inserta en los rostros de todos los miembros de su familia. Y para que no quede duda de la confianza y la autoestima que ella siente, a cada uno de ellos le dibuja una corona, expresando de este modo el entusiasmo que manifiesta por su familia.

Dibujo 2. Hemos de tener en cuenta que la alegría y la tristeza son como las dos caras de una misma moneda: no hay alegría si no se ha conocido el dolor y la pena. De este modo, la salida de un problema, de una enfermedad o de una situación difícil, supone un alivio y la aparición de una alegría que embarga al haber superado el estado anterior. Es lo que manifiesta este niño de 5 años que ha dibujado a todos los miembros de su familia bailando. Al preguntarle las razones de por qué los trazaba así, la respuesta fue muy clara: su mamá había superado un cáncer, lo que era motivo para que los cuatro se sintieran muy alegres, tal como ahora acontecía en la casa.

Dibujo 3. Dentro del mundo de los colores, hay algunos, como son el negro y los tonos oscuros, que nos provocan una sensación de pesar, pena y de tristeza; de ahí que cuando fallece un familiar, tradicionalmente, la gente se vista de luto, es decir, de negro. En sentido contrario, los colores vivos y luminosos connotan un estado eufórico y de alegría. Este criterio es el utilizado por María, una niña de 6 años, para representar a su familia, puesto que la abundancia y diversidad de colores, junto a los cicloides y corazones que adornan la escena, son una clara expresión de la alegría que siente al evocar a su familia.

Dibujo 4. Al plantear en la clase la realización del dibujo de la familia, hay escolares que se acuerdan de los momentos dichosos que han vivido con sus padres. Eso da lugar a que en ocasiones representen a los miembros realizando alguna actividad que les ha hecho felices. Así, el dibujo que mostramos de Julia, una niña de 7 años, nos sirve de ejemplo de lo indicado: se representa junto a sus padres y a su hermana pequeña en una excursión por el campo, pues, tal como nos manifestaba la propia niña, es una de las aficiones familiares que a ella le encanta realizar.

Dibujo 5. Haciendo memoria, podemos recordar los momentos dichosos que encontramos a lo largo de nuestra vida. Uno que suele ser compartido por todos es el encuentro con alguna persona a la que queremos y esperamos impaciente verla llegar. En el ámbito cotidiano puede ser la llegada a casa del padre o de la madre cuando se ha ausentado cierto tiempo. Es lo que expresa gráficamente esta niña de 9 años que dibuja a su padre portando una cartera y entrando por la puerta. Las sonrisas y los brazos dirigidos hacia él son claras expresiones de la alegría que manifiestan tanto la niña como su hermano ante la presencia de un personaje muy querido.

Dibujo 6. La alegría y el humor se dan la mano. Cuando nos encontramos alegres, se bajan las barreras, se acortan los prejuicios y nos expresamos de un modo mucho más abierto, espontáneo y sincero. Nacen las bromas, los chistes, los comentarios jocosos… También, gráficamente el sentido del humor se da en el seno de algunas familias, como la que nos muestra la autora del trabajo anterior, que ha acudido a una escena de cómic para dibujarse con su perro que se le escapa, mientras sus padres miran hacia un lado, al tiempo su hermana le guiña el ojo y su “cuñao” contempla la escena un tanto asombrado.

Dibujo 7. Es muy difícil separar en los niños los sentimientos de amor y felicidad de la emoción de la alegría, pues los tres se hayan estrechamente unidos en las primeras edades del ser humano. Es por ello que hablar de felicidad a través del dibujo hay que considerarlo con cierta precaución, pues, tal como se ha apuntado, es un sentimiento profundo complicado de expresarlo gráficamente. De todos modos, hay manifestaciones gráficas que nos invitan a pensar en la felicidad de los pequeños, como es el caso de Nico, un niño de 4 años, dado que a los rostros alegres de los miembros de la familia se unen los brazos hacia lo alto como manifestación de la felicidad que desea plasmar en ellos.

Dibujo 8. Vemos que en este dibujo de una niña de 5 años vuelve a manifestarse la expresión de felicidad con los brazos hacia lo alto, al tiempo que la pequeña autora incorpora un símbolo de manifestación gozosa como es el arcoíris. Este símbolo que suelen incorporar algunos escolares no es producto de un aprendizaje, caso del corazón, sino que los plasman de forma natural y espontánea. Por otro lado, la forma de trazar este elemento celeste es cerrándose sobre toda la familia, como signo de unidad y protección de todos los miembros.

Dibujo 9. A medida que se crece, los sentimientos y emociones se van haciendo más complejos, manteniendo un cierto paralelismo con los avances en los procesos cognitivos de los escolares. Sentimientos positivos y negativos empiezan a entrelazarse formando una compleja y tupida red, lo que nos lleva a pensar que la felicidad también se construye con la superación de los sentimientos negativos que también portamos. Esta es la razón por la que muestre el dibujo de una niña de 7 años, quien, al pedir en la clase que dibujaran a la familia, nos entregó esta escena en la que representa, en primer lugar, a su hermano pequeño y, después, a ella misma, de modo que lo protege cariñosamente, superando ciertos celos que se suelen dar de modo natural entre los hermanos.

Dibujo 10. Tal como se ha apuntado, los sentimientos y emociones no se dan de manera aislada, ya que conforman una especie de red emocional inserta en los seres humanos. Uno de los sentimientos positivos, muy conectado con el de la felicidad, es el de pertenencia, es decir, saber que se forma parte de un grupo o de una colectividad con fuertes raíces. Es lo que manifiesta esta niña de 8 años, que al dibujar a la familia ha incorporado no solo a su hermana y a sus padres, sino también a las generaciones precedentes, caso de su abuelo y abuelas. Como detalle, la pequeña no olvida de poner encima de un mueble un cuadro con una foto de su abuelo materno que había fallecido, completando de este modo ese grupo familiar que arropa simbólica y emocionalmente a la autora.

Para cerrar esta segunda entrega del estudio del desarrollo a través del dibujo de la familia, quisiera indicar que son muchas las emociones y sentimientos positivos que configuran al ser humano. En la tercera entrega cerraremos hablando de la autoestima, la confianza, la seguridad, la identidad de género y la creatividad, que son componentes esenciales para construir una personalidad sólida.